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sábado, 25 de mayo de 2013

Resuelto el juicio del asesinato de A Cubela

Una truculenta historia que termina en crimen pasional, unas amantes despechadas que traman la muerte del hombre que las ha traicionado... podría ser el argumento de una de una película. Tiene todos los ingredientes para atrapar al público: sexo, drogas, violencia, amor y cercanía. Pero no, no es el último estreno cinematográfico de este fin de semana, es el Crimen de A Cubela.

La historia del asesinato

Plaza de A Cubela, 11 de enero de 2012, poco después de las 12 de la noche. El joven de 25 años, el colombiano Yonier Alejandro Arenas recibe un mensaje de una chica de 15 años, una de sus muchas novias en la lista de este Don Juan que una hora antes se había despedido de una de sus satisfechas compañeras del sexo. La relación con la adolescente está pasando un mal momento tras ser descubierta por la madre de la menor, Milena Carolina Bedoya Cuadros, una  militar de origen colombiano, treintañera con la que también mantenía una relación. Todos convivían en la misma casa en Oleiros (A Coruña), hasta que Milena se dio cuenta de que el galán la engañaba con su propia hija. En el transfondo de la historia, las redes sociales junto a las comunicaciones con móviles, siempre presentes. Milena solía husmear en páginas de otros. Se metía en la Yonier con falsa identidad para acabar con las competidoras. En la página de Tuenti de la chiquilla, la marinera profesional se enteró de la relación entre su hija y su novio. Sin embargo, este conflicto no evitó que ambas mujeres siguieran citándose con Yonier.


El Whatsapp que Yonier leyó le pedía que bajara hasta la plaza. Poco o nada podía imaginar lo que esperaba. En realidad el mensaje había sido enviado por Milena desde el móvil de su hija porque Yonier no quería saber nada más de ella. La quería dejar, aunque no a la hija por ello accedió a bajar.

Días antes, Milena había planificado la manera de vengarse del hombre que había amado con pasión. No soportaba que el joven la hubiera dejado por sus otras amantes. La idea inicial era invitarlo a una cena y dormirlo para darle luego una paliza y dejarlo desnudo en la calle. Demasiado sofisticado, el plan final fue más sencillo. Convenció a su hija y a su exmarido, Antonio Rodriguez,  con el que no tuvo reparos en volver para saciar su sed de venganza. El ejecutor sería el novio de su hija, Álvaro Steven Carvajal Valencia, un muchacho colombiano de 19 años al que Milena encolerizó después de contarle como Yonier había abusado de su novia (mantuvo relaciones desde que ella tenía 13 años) e incluso le mintió al inventar que tras dejar  embarazada a la hija, la dejó.

El exmarido, la hija y su novio esperaban en el coche. El exmarido actuaría de cepo, el conocía a la víctima y tenía que señalarla fingiendo un encuentro casual con ella. Álvaro estaba dispuesto a todo tras haberse metido una buena raya de coca y bebido alcohol. Tenía el permiso materno para acostarse con su hija como premio a su acción. Viendo la escena, cual dramaturga observando el acto final de su trama, escondida en el hueco de un garaje y "whatsappeando" apuntes del guión a los actores, Milena. La obra seguía armándose y organizándose con los móviles y el Tuenti, red social donde todos los participantes se coordinaron y ayudaron a montar el complot.

Lugar en el que cayó Yonier con los restos de sangre

Yonier ya estaba en la plaza esperando ver a la chica pero encontró a su padre con el empezó a charlar.  Poco después, Steven lo atacó con un cuchillo asestándole dos puñaladas. Unas crónicas dicen que el escarmiento se le fue de las manos otras dicen que Milena le iba a dar la puntilla  pero no pudo porque Yonier todavía tenía fuerzas, a pesar de que una cuchillada le había tocado el corazón, para salir corriendo. Fuera lo que fuese, el desenlace final no estaba previsto. Todos salieron rápidamente de la escena del crimen. Yonier pudo caminar unos cien metros más hasta que se desplomó a la altura del número 13 de la Calle San Diego. Un vecino avisó a los servicios de emergencía. Yonier, murió en la ambulancia.

Todavía el drama tuvo otra escena extra, durante el velatorio la menor se acercó hasta el féretro para sacar una foto y mandársela a una de sus amantes con el texto "Ya te dije que si no era para mí, no era para nadie". En el juicio llegó a declarar que no querían matarlo, lo que querían era hacerle sufrir, dejarlo vivo para torturarlo una y otra vez.

La justicia actúa



De izquierda a derecha: Álvaro Steven Carvajal (autor material del crimen),
Antonio Rodriguez, Azahara Z. G. (encubridora del crimen) y Milena Carolina

El jurado popular declaró culpables por unanimidad a los 3 participantes en el crimen de A Cubela. Las pruebas eran demasiado evidentes. El rastro de la trama dejado en mensajes de móviles, redes sociales y GPS fue suficiente para convencer al jurado de los autores del asesinato e incluso de cómo se orquestó. De poco valió la vil manipulación de Milena al convencer a su hija para que cargara con toda la culpa. A Milena por ser la inductora le han caído más años en prisión (20), mientras que a Álvaro Steven, el autor material, le caerá una pena de 17 años. Para Antonio, el exmarido, piden 7 años mientras que  la hija será juzgada por un tribunal de menores. Hay otra persona, Azahara, que participó también en todo este asunto, una amiga u otra novia de Steven que lo encubrió y escondió el cuchillo del crimen;  le podría caer un año y medio de cárcel.

El asesino se suicida
Álvaro Steven Carvajal Valencia, a sus 24 años, decidió poner fin a sus días de prisión en la cárcel de A Lama (Pontevedra) tomando una dosis de metadona en mal estado. Casi coincidiendo con la fecha del asesinato, 11 de enero de 2012, se suicidó (martes, 19 de enero de 2016).

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